Columna de opinión publicada en el periódico El Diario de Pereira sobre un tema que es objeto de polémica en el país: ¿cuál es el verdadero Eje Cafetero

Por Humberto Tobón**
Existe la creencia que la denominación “Eje Cafetero” es una relación unívoca y exclusiva con la producción del grano de los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda. Y ello no es cierto, pues si bien el café es un sector que identifica buena parte de la economía de este territorio, su participación en la formación bruta de capital ha ido perdiendo peso, debido al avance de otros sectores productivos que se han vuelto altamente competitivos y que hablan muy bien del desarrollo regional.
Denominarse “Eje Cafetero” tiene otros elementos mucho más fuertes para nosotros, que la dependencia del café, por ejemplo, la cultura, las tradiciones, las relaciones familiares y la historia.
Quienes nacimos antes de 1966 hacíamos parte de lo que se llamaba el Gran Caldas y a pesar de la escisión de Quindío y Risaralda, los lazos que nos unen, más allá de los palos de café, se han mantenido a lo largo de las últimas seis décadas.
Durante estos años, esta región se ha consolidado como una de las más dinámicas de la economía nacional y es la que presenta los mejores indicadores sociales en el país, gracias, obviamente, a la producción de café, la fuerza de la industria metalmecánica, la dinámica de las confecciones, el surgimiento el sector automotriz, el desarrollo turístico, la introducción de la floricultura, la innovación del sistema energético, el posicionamiento universitario, el crecimiento de las exportaciones, y el afianzamiento de áreas agropecuarias como el aguacate, la caña, el plátano y los cítricos.
Y aunque es cierto que el eje cafetero conformado por Caldas, Quindío y Risaralda ha perdido hectáreas sembradas, ha ganado, por otro lado, mejores indicadores de productividad.
Si hablamos de la región de planificación RAP Eje Cafetero, donde se incluye al Tolima, representamos el 30% de la producción total de café en Colombia, algo que no se puede desestimar. Lo que se está denominando por algunos sectores políticos y administrativos como “Nuevo Eje Cafetero”, conformado por Huila, Cauca y Nariño, depende únicamente de las hectáreas de café en producción.  Y aunque es duro decirlo, el café no ha significado para estos departamentos un desarrollo social y económico destacado. Sólo basta con mirar sus indicadores para entender su realidad.

** Director de la RAP Eje Cafetero

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